Pueden ser buenas porque nos ayudan a aprender, nos ayudan a comunicarnos con otras personas, nos permiten compartir pero... ¿qué debemos y que no debemos compartir? Muchas veces se puede correr el peligro de confiar en personas en las cuales no deberíamos confiar. Casos como el ciberbullying (puede darse entre ex-amigos, compañeros de clase o ex-novios) o el grooming (serie de acciones que ejerce una persona mayor sobre un menor con la intención de obtener imagines en situaciones sexuales o pornográficas) son algunos de los ejemplos en los cuales se utiliza mal algo grandioso como lo es Internet.
A día de hoy, muchos de nosotros (adolescentes) tenemos una cuenta en Facebook, Instagram, Pinterest, Google Plus... Es decir, que contamos con una identidad digital. Solemos pensar que lo que esta en Internet se queda en Internet y esto no es así. Muchas empresas, investigan a los aspirantes a un puesto de trabajo mediante sus redes sociales y, alguno creerá que para que te contratasen, sería tan fácil como "desaparecer" ¿verdad? Pues esto no es así, ya que a las personas que no están en la red, no son consideras. Nuestra identidad digital es nuestra vida y por ello, debemos de ser responsables y cuidarla. Algunos ejemplos de por qué debemos tener cuidado con nuestra identidad digital son las siguientes.
La charla ha finalizado recordando que, según el uso que le demos
a las redes sociales, podrá ser buena o mala. Podríamos recurrir a la frase que
dice que un gran poder, conlleva una gran responsabilidad.
